Qué de bipolares hay en el mundo. Yo la primera, no lo niego... ¿Pero a quién hago daño yo con mis locuras? Por el momento, creo que a nadie.
Tú, el otro y el de más allá, parece que teneis serrín en la cabeza.
¿Creeis que podéis aparecer y desaparecer como si eso fuera lo más normal del mundo y que ni tan siquiera cause un pelín de frustración?
¿Y qué me decís de los cambios de opinión/estado/ánimo...? ¿De qué vais?
Que si esta semana me apetece charlar contigo, ahora te sonrío, ayer ya te dije que eras importante para mí...¿Y mañana, qué queda de todo eso? ¿Un 'hoy no'?
Venga hombre, que no cuesta tanto mantener un poco de cordura!
Si no digo que tengais que ser majísimos o monísimos ni que tengais que beber mares por nosotras, simplemente un poquito de equilibrio, por favor!
Imaginemos que cada persona llevase un cartelito en la frente de su característica predominante... Yo es que estaría rodeada de bipolares! No, no, en realidad no, porque al llevar ese sobreaviso, creo que huiría más rápido de la persona en cuestión, que si fuera perseguida por ochenta cucarachas radioactivas.
O... Puede que...Se me ocurre que quizá no corriese tanto.
Chicos de rompe y rasga. Una de cal y otra de arena, que se dice. Será que es eso lo que me gusta, porque visto lo visto, es casi imposible negar la evidencia.
O quizá sea solo un cúmulo de casualidades convertidas en hombres y en realidad yo soy la persona menos masoca que ha pisado la faz de la tierra y me gusta tanto el equilibrio como la serenidad, por lo tanto volvemos otra vez a que es culpa vuestra...
No, no, muchísimo más coherente la primera opción. Entonces, ¿Qué me esta pasando en la cabeza?
Yo que sé. Bipolar yo, bipolares vosotros, desequilibrada, desequilibrados, equilibrio o desequilibrio...
La cuestión es que empiezo a estar un poquito harta de no encontrar el momento exacto, el lugar, el día, las circunstancias, los ojos, los brazos o los abrazos.
Que el día menos pensado, cuando pierda la poquita vergüenza que me queda, se me va a ir mucho la olla. ^^
Que ya no me importará si sale el sol ni por donde lo hace, a quien queme o quien se hiele.
Tus besos serán la excusa suficiente para olvidarme de toda preocupación ajena a ellos. Mi respiración girará en torno a tus palabras, mis latidos reposarán sobre tu pecho y mis manos jugarán siempre en tu espalda.
Y que no se esfuercen en cambiar mi teoría geocéntrica personal, que al sol ya le pueden dar por culo. Tú serás mi único mundo.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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