domingo, 28 de septiembre de 2008

Cuando a veces es siempre y siempre es tarde...

Antes era en contadas ocasiones cuando la pifiaba y tenía que volver atrás a limpiar mis errores o simplemente aprender de alguna forma a vivir con ellos.
Ahora no hago más que equivocarme y ni sé que hacer para arreglarlo ni quiero vivir rodeada de fallos.
Entonces, siempre encontraba la solución que me hacía feliz al saber que nunca era demasiado tarde para corregir lo que hacía mal. Sin embargo, hoy simplemente queda arrepentirme sabiendo que no hay vuelta atrás ni un buen camino hacia delante.
Es como si ya hubiera usado todos y cada uno de los caminos erróneos y ellos, hartos de mí, no quisieran dejarme volver atrás para poder no tropezarme y quitar la piedra del camino por si se me ocurre volver a pasar.
Está claro que en 15 años da tiempo a encontrarse con más de un pedrusco, pero en los últimos meses son todas tan seguidos y tan parecidos que las heridas están cabreadas y no quieren curarse solas, si no volver y enfrentarse a la maldita piedra que no deja de hacerme caer…. Pero esa piedra aparece cuando menos me lo espero y lo hace tan repentinamente que no da tiempo a pensar y me vuelvo a tropezar haciendo las heridas casi insoportables.
Cuando a veces es siempre y siempre es tarde, siento que no puedo más.
Cuando lo que antes era algo novedoso ahora es continuamente y todas y cada una de las veces que apareces me tropiezo con tu recuerdo, me canso.
Y llevo demasiado tiempo agotada.
Estoy saturada de propósitos inútiles y falsos, de pedruscos estúpidos y de heridas tontas.
Cansada de caminos cruzados que no van a ningún sitio….

Harta de ti, de mí y del otro.

Aunque mis heridas sepan que sería mejor que desaparecieras para siempre, mi corazón, o mis ojos, o, que se yo, mis hormonas, gritan tu nombre.

Y hoy tengo unas ganas locas de caerme y hacerme mucho, mucho, mucho daño...

No hay comentarios: